miércoles, abril 26, 2006

Un Mundo Feliz.4.La no-civilización

Bernard y Lenina viajan a una Reserva Salvaje, alejada de la “civilización”, allí no hay condicionamientos estatales, los niños nacen en lugar de “ser decantados” e incluso viven con sus familias.

Rodeados por una alambrada electrificada, los “salvajes” habían aprendido a no tratar de salir de su territorio. Además eran amables con los turistas….no les quedaba otra, pues las bombas de gas que les lanzarían en caso de hacer daño a un “civilizado” no serían agradables.

Al entrar en el poblado, Lenina no cesó de repetir “No me gusta, no me gusta”. Un hombre viejo, desdentado, le causó terror.

- Pero, ¿qué le pasa? - susurró Lenina.
En sus ojos se leía el horror y el asombro.
- Nada; sencillamente es viejo - contestó Bernard, aparentando indiferencia, aunque no sentía tal.
- ¿Viejo? - repitió Lenina -. Pero... también el director es viejo; muchas personas son viejas; pero no son así.
- Porque no les permitimos ser así. Las preservamos de las enfermedades.

Después encontraron a una madre amamantando a su hijo. Bernard pareció encantado de observar ese acontecimiento, un símbolo de la relación familiar. Para Lenina era algo atroz. Demasiados sentimientos encontrados, era mucho mejor ser condicionada, fríamente, y mantener relaciones esporádicas vacías de sentimientos que vivir con la propia familia ¡cuánta presión!

Tuvieron después oportunidad de contemplar una especie de rito de la cual desconocían el significado…al principio, todo era agradable. Tambores resonando en una plaza del poblado, mujeres bailando junto al fuego, mantas de colores por todas partes…pero, poco después, unas mujeres trajeron unos cestos de mimbre. Un joven fuerte los abrió…y comenzó a sacar de allí serpientes y serpientes, que arrojaba al centro de la plaza, junto al fuego. Alguien elevó unas imágenes de un águila y de hombre crucificado. El joven comenzó a caminar entre las serpientes, alrededor del fuego, cuando, desde fuera del círculo, un hombre chasqueó un látigo…y comenzó a azotar al joven, que seguía caminando en círculos, entre las serpientes. Fueron 7 las vueltas que consiguió dar a la hoguera antes de caer rendido al suelo.

El rito acabó ahí.

Aún no se habían repuesto Bernard y Lenina del shock que les supuso contemplar aquello cuando se les presentó otro salvaje…rubio y de ojos azules, que hablaba inglés. Se presentó como John, y dijo algunas palabras de envidia hacia el chico que había protagonizado el rito….dijo que él hubiera aguantado más, pero que no le dejaron participar.

Para Bernard ya fue la puntilla “había gente que deseaba tal sufrimiento”.

Aquí Huxley, en mi humilde opinión, nos da otra clave. El condicionamiento estatal, las políticas programadas, pueden quitar libertad, dejarnos sin autonomía…casi tanto como las “costumbres”. El peso de una tradición per se, de una educación tradicional sin sentido crítico, el efecto de las creencias sin explicar es tan desolador como el de la manipulación programada. A aquél joven le habían dicho que si se sacrificaba los Dioses harían llover, porque siempre se había hecho así. Y el joven consideró un honor que le dejaran ser él el que recibiera los latigazos. Su sentimiento de obediencia al poblado y a la tradición nubló tanto su mente como los condicionamientos la mente de Lenina.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La conclusión final que deja Huxley (o bueno, la que yo entendí por lo menos), es que los únicos libres o que se acercaban más a ello eran los aislados de los demás.
- El salvaje vivió por su cuenta antes de morir, y en la reserva era repudiado por su tribu a causa de su madre.
- El "interventor" dice al amigo de Bernard (helmuz, o algo así), que los seres civilizados que tienen conciencia individual y se dan cuenta de que el sistema es una basura son enviados a Islas, repudiados al fin y al cabo.
¿Qué opináis de esto? ¿La sociedad repudia a los que quieren ejercer su libertad yendo en contra de las costumbres y lo establecido? ¿Los que quieren ser libres deben aislarse para serlo realmente?

Saludos

Gonzalo Varo Ortega dijo...

Pero...¿realmente John quiere vivir independiente de su tribu? No lo repudian por eso. John quiere pertenecer a la tribu, trata de seguir los pasos del resto de niños y le encantaría ser él el protagonista del sacrificio.

A John, como a Bernard, lo "expulsan" por causas a jenas a él, sobre todo por su madre y su piel.

John no era independeiente, y después lo repudiaron. Primero lo repudiaron, y después fue independiente.

Es mi opinión.