martes, noviembre 18, 2008

Día 47. 500 palabras sobre la Libertad

Sobre la Libertad

Partiendo de una definición que puede ser tan simplista como correcta, Libertad es Capacidad. Y Capacidad es ausencia de límites. Por tanto, la Libertad es la ausencia de limitaciones. La Libertad de Pensamiento se ejercita eligiendo y la Libertad de Acción, actuando.

Se debe, por tanto, estudiar los límites de nuestras capacidades de pensamiento o actuación para poder determinar cuan libre somos en realidad, ya que entre los límites de una jaula de oro se puede ser feliz, sabio, justo, equitativo… pero no libre. O al menos, no tan libre como se es cundo la puerta de esa jaula permanece abierta para poder entrar o salir.

De los límites físicos.

Supongamos que elegimos hacer algo de ejercicio. Correr un poco. Por cualquiera que sea nuestra motivación (es nuestro deber, lo mejor para alcanzar la felicidad, lo más útil para la Humanidad, simplemente nos apetece…) esa y no otra es nuestra libre elección. Supongamos ahora que nos encontráramos rodeados de arenas movedizas ¿Seríamos libres de correr? Esa es nuestra libre elección y estamos decididos a hacerlo. Y, ni intentándolo con todas nuestras fuerzas lo lograríamos. Nadie diría, por tanto, que alguien inmerso en unas arenas movedizas es libre de correr. Si acaso, de intentarlo. La causa evidente de esta falta de libertad, de esta ausencia de capacidad es un límite físico externo. Algo tan banal como puede ser una montaña, un océano o simple barro puede limitar y en efecto limita la libertad humana.

Volvamos a nuestras ganas de correr. Ahora nos encontraríamos ante un sendero bien iluminado y llano, con buen clima y perfecto para hacer deporte. Pero, por un azar del destino o de la ciencia, hemos nacido parapléjicos ¿En este caso somos libres de correr? Y ninguna fuerza externa limita nuestras capacidades físicas sino que ellas mismas no alcanzan a realizar todo lo que nuestro libre pensamiento puede elegir.

Se puede decir, por tanto, que actuamos siempre en base a unas capacidades físicas propias limitadas por la Naturaleza.

De los límites intelectuales.

Del mismo modo que nuestros músculos y los muros definen por dónde podemos correr, por dónde no, y por cuanto tiempo, no toas las elecciones se encuentran al alcance de todos los intelectos. Por desconocimiento se eliminan, a menudo, más opciones de elección/acción que por limitaciones físicas. Pero no debe creerse que este límite intelectual consiste en la incapacidad mental para llevar a cabo una decisión tomada, es, por el contrario, la incapacidad para tomar esa decisión en sí misma, por ignorancia de las opciones asumibles, lo que define la falta de libertad intelectual. El español, afecto a la buena cocina mediterránea que decide cierta noche cenar sushi y no lleva a la práctica su elección por falta de conocimientos prácticos sobre “cómo hacer” no es menos libre intelectualmente que el cocinero japonés. Ya que sus posibilidades de elección a la hora de tomar una decisión son las mismas.

Debe entenderse por tanto que aquél que conoce la elección ideal para cada situación, pero no cómo aplicar esta elección, no sufre de limitaciones intelectuales, sino físicas.

Sin embargo, y continuando con el ejemplo culinario, las opciones entre las que optaba a la hora de elegir su cena un americano precolombino y las de un estadounidense d hoy no son las mismas. Hoy se es más libre de elegir (de realiza un proceso intelectual de elección, se entiende) una cena ya que, en general, se conocen más alimentos que hace 600 años. Y, no por ello, se toman mejores decisiones (como queda comprobado), porque la Libertad no conduce necesariamente a la eficiencia o al progreso.

Se puede decir, por tanto, que elegimos siempre a partir de un catálogo de posibilidades que se nos presenta como límite máximo, según unos razonamientos y motivaciones que orientan nuestras elecciones hacia resultados más o menos eficaces y más o menos éticos, pero sin afectar a nuestra libertad, que viene determinada por el catálogo de posibilidades que conocemos.

De la Libertad Mínima y la Libertad Máxima, y la influencia en ellas del avance tecnológico.

Habiendo definido los límites de la nuestras capacidades, podemos encuadrar la Libertad individual dentro de unos límites mínimos y máximos.

Por límite mínimo, o Libertad Mínima, podría entenderse todo aquello que una determinada persona puede elegir siempre, o puede realizar siempre, cualesquiera que sean las limitaciones externas que se le impongan.

Existe un pasaje en El Ingenioso Caballero Don Quijote de la Mancha en el que un mozo es castigado a dormir una noche en prisión, y, al escuchar la sentencia, replica al juez: “Por grande que sea vuestro poder, ¿será vuestra merced capaz de hacerme dormir si yo no quiero?”. Este pasaje constituye un ejemplo perfecto de Libertad Mínima. Aquello contra lo que no hay limitaciones posibles, las cualidades humanas tan personales e individuales que para ellas no existe forma conocida de manipulación.

Por límite máximo, o Libertad Máxima, han de entenderse las limitaciones externas, generalmente impuestas por la Naturaleza, no por el Hombre, para las que no existe forma conocida de superarlas. Los viajes a otros sistemas planetarios podrían ser un ejemplo de límite máximo ya que no sólo resultan algo inaccesible a una persona común, sino que no existe medio conocido de alcanzar ese objetivo.

Los avances tecnológicos, como se puede apreciar fácilmente, afectan a la Libertad de las personas modificando las barreras máximas y mínimas de nuestras capacidades, ampliando el margen existente entre ambas.

Hoy es posible, realmente, hacer dormir a alguien que no lo desee. Se ha rebajado el límite mínimo de la Libertad humana hasta reducirlo a su mínima expresión. Quizá sólo el reconocimiento de uno mismo y la capacidad de sentir ilusión o miedo en cualquier situación constituyen hoy aquello tan privado que es inaccesible a los demás por muchos medios de los que estos dispongan.

Por otra parte, la Ciencia y la cooperación humana han elevado los límites máximos de la Libertad hasta puntos que serían inimaginables para el hombre que sólo dispusiera de sí mismo. Se remedian defectos físicos que no hace mucho limitaban tanto las capacidades humanas que impedían que las personas vivieran libremente una vida digna. Se han superado casi todo tipo de barreras naturales y hoy el hombre es libre de elegir viajar a cualquier parte del planeta e incluso salir de él. Y los límites de la Libertad Máxima continúan aumentando tanto como los de la Libertad Mínima disminuyen.

Cada día estamos más cerca de poder realizar todo lo imaginable, excepto protegernos de aquellos que pueden realizar todo lo imaginable.