La historia de John era la de un hombre, más bien un chico, fuera de lugar. Siempre lo estaría. Su madre, Linda, era una “civilizada” que había ido de visita a la Reserva y que se había perdido, sin que los helicópteros pudieran encontrarla. La mala fortuna hizo que, además, se encontrara embarazada. Y sin una clínica abortiva a la que acudir, tuvo que sufrir la peor humillación para una “civilizada”: tener un hijo.
Allí, encerrada en la Reserva, con un hijo al que por momentos odiaba por momentos quería, Linda cayó en una depresión continua…la falta de comodidades se antojaba en algo horrible, los malos olores, el no poder tomar su ración de soma para evadirse de la realidad, tener que conformarse con el mescal que dejaba una gran resaca… Además, Linda, con su educación de “todo el mundo pertenece a todo el mundo” no dudaba en acostarse con todos los hombres del poblado que podía, por lo que las mujeres la odiaban, marginaban y daban alguna que otra paliza.
John creció entre su madre, una mujer depresiva e ignorante de todo, y un grupo que le repudiaba por el color de su piel, por ser un extranjero y tener una madre indigna. John siempre quiso ser como el resto de niños. Cuando estos iban al campo, él los seguía. Alguna vez lo apedrearon por ello. Las actividades que el resto hacían en grupo, él las hacía solo.
Entre las enseñanzas de los ancianos, las piedras de los niños, y una madre que no podía responder a sus preguntas (la habían educado para saber hacer su trabajo, no para nada más), John acabó acatando la cultura “incivilizada”, acabó creyendo en Dios, deseando sacrificarse para que lloviera y el poblado pudiera sobrevivir, acabó odiando a los amantes de su madre, pues ellos eran la causa de que la llamaran “ramera”.
John, sin embargo, tuvo una suerte especial. Un habitante del poblado le llevó un libro, muy gordo y que nadie entendía. Las obras completas de William Shakespeare. Su madre le enseñó a leer y John quedó absorto con aquél libro, que hablaba de sentimientos, de Historia, de aspectos que no comprenderían ni sus vecinos, ni los miembros del Otro Lugar, de la civilización.
Cuando conoció a Bernard y Lenina, su vida cambió. Sus ganas de conocer el mundo, el deseo de su madre de volver a las comodidades, el hecho de que para Bernard sería un gran logro el haber encontrado a tan raro espécimen, y, también, el flechazo que se produjo entre John y Lenina nada más conocerse en el poblado, llevarían irremediablemente a la decisión de que John y su madre acompañaran a bernard y Lenina de vuelta a la civilización.
lunes, mayo 01, 2006
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