miércoles, abril 26, 2006

Un Mundo Feliz.4.La no-civilización

Bernard y Lenina viajan a una Reserva Salvaje, alejada de la “civilización”, allí no hay condicionamientos estatales, los niños nacen en lugar de “ser decantados” e incluso viven con sus familias.

Rodeados por una alambrada electrificada, los “salvajes” habían aprendido a no tratar de salir de su territorio. Además eran amables con los turistas….no les quedaba otra, pues las bombas de gas que les lanzarían en caso de hacer daño a un “civilizado” no serían agradables.

Al entrar en el poblado, Lenina no cesó de repetir “No me gusta, no me gusta”. Un hombre viejo, desdentado, le causó terror.

- Pero, ¿qué le pasa? - susurró Lenina.
En sus ojos se leía el horror y el asombro.
- Nada; sencillamente es viejo - contestó Bernard, aparentando indiferencia, aunque no sentía tal.
- ¿Viejo? - repitió Lenina -. Pero... también el director es viejo; muchas personas son viejas; pero no son así.
- Porque no les permitimos ser así. Las preservamos de las enfermedades.

Después encontraron a una madre amamantando a su hijo. Bernard pareció encantado de observar ese acontecimiento, un símbolo de la relación familiar. Para Lenina era algo atroz. Demasiados sentimientos encontrados, era mucho mejor ser condicionada, fríamente, y mantener relaciones esporádicas vacías de sentimientos que vivir con la propia familia ¡cuánta presión!

Tuvieron después oportunidad de contemplar una especie de rito de la cual desconocían el significado…al principio, todo era agradable. Tambores resonando en una plaza del poblado, mujeres bailando junto al fuego, mantas de colores por todas partes…pero, poco después, unas mujeres trajeron unos cestos de mimbre. Un joven fuerte los abrió…y comenzó a sacar de allí serpientes y serpientes, que arrojaba al centro de la plaza, junto al fuego. Alguien elevó unas imágenes de un águila y de hombre crucificado. El joven comenzó a caminar entre las serpientes, alrededor del fuego, cuando, desde fuera del círculo, un hombre chasqueó un látigo…y comenzó a azotar al joven, que seguía caminando en círculos, entre las serpientes. Fueron 7 las vueltas que consiguió dar a la hoguera antes de caer rendido al suelo.

El rito acabó ahí.

Aún no se habían repuesto Bernard y Lenina del shock que les supuso contemplar aquello cuando se les presentó otro salvaje…rubio y de ojos azules, que hablaba inglés. Se presentó como John, y dijo algunas palabras de envidia hacia el chico que había protagonizado el rito….dijo que él hubiera aguantado más, pero que no le dejaron participar.

Para Bernard ya fue la puntilla “había gente que deseaba tal sufrimiento”.

Aquí Huxley, en mi humilde opinión, nos da otra clave. El condicionamiento estatal, las políticas programadas, pueden quitar libertad, dejarnos sin autonomía…casi tanto como las “costumbres”. El peso de una tradición per se, de una educación tradicional sin sentido crítico, el efecto de las creencias sin explicar es tan desolador como el de la manipulación programada. A aquél joven le habían dicho que si se sacrificaba los Dioses harían llover, porque siempre se había hecho así. Y el joven consideró un honor que le dejaran ser él el que recibiera los latigazos. Su sentimiento de obediencia al poblado y a la tradición nubló tanto su mente como los condicionamientos la mente de Lenina.

miércoles, abril 19, 2006

Un Mundo Feliz.3.Bernard y Lenina.

Bernard Marx es un hombre raro y solitario. Tiene una estatura baja, lo que le hace parecer de casta inferior en lugar de un alfa. Debido a su peculiaridad, y además a que conoce los condicionamientos a los que fue sometido, ha logrado desarrollar cierta individualidad, criticando incluso en ocasiones al sistema. Esas críticas, aunque muy medidas por su parte, le habían provocado problemas. Por su parte, el hecho de tener una vida privada, demasiado privada, en la que no seguía las directivas oficiales de aprovechamiento del tiempo libre le había llevado a una situación de marginación. Tenía muy pocos amigos y vivía con la preocupación constante por el riesgo que corría de ser desterrado por su excesivo individualismo.

A Bernard le gustaba mucho una de sus compañeras de trabajo, Lenina Crowne. Lenina es una mujer de su tiempo, en absoluto preocupada por su individualidad, sino, como le han enseñado, por hacer su papel dentro de la Comunidad. Lenina es feliz. Decidió dar una oportunidad a Bernard porque le gustan los retos…y porque Bernard prometió llevarla a visitar una Reserva Salvaje, donde podría ver por primera vez gente sin civilizar.

En una cita anterior al viaje a la Reserva, Bernard mostró a Lenina sus “rarezas”:

- Quiero poder mirar el mar en paz -. Me hace sentirme como si... - vaciló, buscando palabras para expresarse -, como si fuese más yo, ¿me entiendes? Más yo mismo, y menos como una parte de algo más. No sólo como una célula del cuerpo social. ¿Tú no lo sientes así, Lenina?
Pero Lenina estaba llorando.
- Es horrible, es horrible - repetía una y otra vez -. ¿Cómo puedes hablar así? ¿Cómo puedes decir que no quieres ser una parte del cuerpo social? Al fin y al cabo, todo el mundo trabaja para todo el mundo. No podemos prescindir de nadie. Hasta los Epsilones...
- Sí, ya lo sé - dijo Bernard, burlonamente -. Hasta los Epsilones son útiles. Y yo también. ¡Ojalá no lo fuera!
Lenina se escandalizó ante aquella exclamación blasfema.

- ¿Es que tú no deseas ser libre, Lenina?
- No sé qué quieres decir. Yo soy libre. Libre de divertirme cuanto quiera. Hoy día todo el mundo es feliz.
Bernard rió.
- SI, hoy día todo el mundo el feliz. Eso es lo que ya les decimos a los niños a los cinco años. Pero ¿no te gustaría tener la libertad de ser feliz... de otra manera? A tu modo, por ejemplo; no a la manera de todos.
- No comprendo nada - dijo Lenina con decisión, determinada a conservar intacta su incomprensión -. Nada. - y prosiguió en otro tono -: Y lo que menos comprendo es por qué no tomas soma cuando se te ocurren esta clase de ideas. Si lo tomaras olvidarías todo eso. Y en lugar de sentirte desdichado serías feliz. Muy feliz - repitió.

La cita finalmente terminó como debía terminar. Pese a estas discusiones Lenina y Bernard se acostaron juntos. Era lo normal. Los condicionamientos enseñaban que retrasar el placer provocaba angustia e infelicidad, y ello perjudicaba a la Comunidad, por tanto, estaba implícitamente prohibido. Cuando Bernard trata de explicar a Lenina por qué habría querido esperar un poco más antes de mantener relaciones, nos ofrece la gran cita de la novela, una pregunta sin conestar.

- No dejes para mañana la diversión que puedes tener hoy - dijo Lenina gravemente.
- Doscientas repeticiones, dos veces por semana, desde los catorce años hasta los dieciséis y medio - se limitó a comentar Bernard. Su alocada charla prosiguió -. Quiero saber lo que es la pasión - oyó Lenina, de sus labios -. Quiero sentir algo con fuerza.
- Cuando el individuo siente, la comunidad se resiente - citó Lenina.
- Bueno, ¿y por qué no he de poder resentirme un poco?

Y así es, en efecto. Conociendo que la Sociedad no es más que una suma de individuos, resulta un terrible enigma sin respuesta por qué los individuos se subordinan a algo de lo que son dueños, que no existiría sin ellos.

martes, abril 18, 2006

Un Mundo Feliz.2.Los inicios del sistema.

Tras la presentación del centro, los nuevos trabajadores tienen la suerte de conocer a Mustafá Mond, uno de los diez Interventores Mundiales que dirigen el sistema social planetario. Él les habla de los inicios del sistema Mundial.

- Todos ustedes recuerdan - dijo el Interventor; con su voz fuerte y grave -, todos ustedes recuerdan, supongo, aquella hermosa e inspirada frase de Nuestro Ford: La Historia es una patraña - repitió lentamente -, una patraña.
[…]
Basta que intenten comprenderlo - dijo, y su voz provocó un extraño escalofrío en los diafragmas de sus oyentes -. Intenten comprender el efecto que producía tener una madre vivípara.
[…]
Hogar, hogar... Unos pocos cuartitos, superpoblados por un hombre, una mujer periódicamente embarazada, y una turbamulta de niños y niñas de todas las edades. Sin aire, sin espacio; una prisión no esterilizada; oscuridad, enfermedades y malos olores.

Y así el interventor hablaba de cómo las emociones y las presiones familiares se convertían en inestabilidad social, y en muchas ocasiones llevaban a los individuos a la infelicidad. Los valores de Justicia, Dios, etc, no hacen sino limitar el progreso, son una traba para que la Sociedad avance y se imponga la felicidad, dice el Interventor. Los impulsos naturales que tienen los hombres, según su opinión, acaban explotando y ello impide la Estabilidad Social. Estabilidad, es lo único que se necesita para la felicidad. Con el nuevo sistema, se educa a los niños para que sus impulsos siempre se orienten hacia actividades que beneficien a la comunidad, nunca individualismo o pensamientos “desestabilizantes”.

El inicio del sistema tuvo que imponerse por la fuerza.

La enseñanza mediante el sueño estuvo prohibida en Inglaterra. Había allá algo que se llamaba Liberalismo. […] Libertad para ser una clavija redonda en un agujero cuadrado.

La oposición a la hipnopedia y al sistema de castas provocó una guerra entre los partidarios del sistema liberal y los del control social, seguidores de Ford...

Bombardeos masivos, ataques con ántrax ("el liberalismo, desde luego, murió de ántrax") e infección de las aguas en la guerra Mundial acabaron con la imposición del sistema de control. Las primeras medidas: la obligación de consumir, aniquilando a partidarios de la “Vida Sencilla”; la propaganda contra la reproducción familiar y el cierre de museos y la retirada de monumentos.

La religión, el mismo Dios, las pirámides, la literatura…todo acabó en aras del progreso.

Y, ciertamente, se construyó un Mundo en el que todos los individuos fueran felices. Para solucionar los conflictos personales internos, se creó la droga perfecta, el soma, que permitía a las personas “descansar” de la realidad sin provocarse daños. El Estado repartía soma como forma de impedir que las personas se preocuparan en demasía por nada.
Se orientó después todo el esfuerzo para mejorar la vejez. Y mediante técnicas revitalizantes se consiguió que los ancianos no perdieran fuerzas ni su aspecto juvenil. Ya no tendrían que sufrir infelicidad por los estragos de la edad.

El Estado se aseguró de que la felicidad se impusiera.

Un Mundo Feliz.1.Los niños.


En los primeros capítulos del libro, el Director de un Centro de Incubación y Condicionamiento, habla a los nuevos empleados de cómo se crean y condicionan a los niños.

Les habla del Método de Bokanovsky, por el que se pueden crear, para las castas inferiores, individuos idénticos.

Un óvulo, un embrión, un adulto: la normalidad. Pero un óvulo bokanovskificado prolifera, se subdivide. De ocho a noventa y seis brotes, y cada brote llegará a formar un embrión perfectamente constituido y cada embrión en un adulto normal. Una producción de noventa y seis seres humanos donde antes sólo se conseguía uno. Progreso.
[…]
-¡Noventa y seis mellizos trabajando en noventa y seis máquinas idénticas!-la voz del director casi temblaba de entusiasmo-. Sabemos muy bien adónde vamos. Por primera vez en la Historia.-Citó la divisa planetaria-: “Comunidad, Identidad, Estabilidad.”-Grandes palabras-. Si pudiéramos bokanovskificar indefinidamente, el problema estaría resuelto.

Y así, a los nuevos trabajadores, les iban enseñando como se creaban los niños necesarios de una casta u otra, con determinada fuerza y altura, según cual fuera el trabajo que realizarían de adultos.

Así, por ejemplo, aclaraban por qué a los individuos de castas bajas, los Deltas y Epsilones sobre todo, los creaban sin apenas inteligencia. Su trabajo sería simple y repetitivo, para ello los prepararían. El que tuvieran demasiada inteligencia o autonomía sólo les reportaría frustración, y peligraría la Sociedad. Por tanto, no había motivos para crearles “demasiado” sabios….

A continuación visitaron la guardería. Allí los nuevos trabajadores observaron como se situaban muchas flores y libros de alegres colores en el centro de una habitación. Después, unas enfermeras acercaron a unos niños pequeños, que se dirigieron a gatas hacia los libros y flores. Fue entonces cuando los niños empezaron a gritar y llorar. El suelo estaba electrificado y las enfermeras lo habían conectado. Los niños iban a pertenecer a la casta baja y no se podía permitir que perdieran su tiempo con libros y flores, objetos que les llevarían a la soledad en lugar de participar de la vida social.

Después pasaron por las habitaciones donde dormían los niños. Allí, pequeños altavoces junto a sus almohadas les transmiten mensajes durante toda la noche. El estado se encarga de manipular sus conciencias para que en el futuro les guste su trabajo, estén conformes con la casta en la que les ha tocado nacer, y apoyen el sistema que les da felicidad.

...todos visten de color verde - dijo una voz suave pero muy clara, empezando en mitad de una frase -, y los niños Delta visten todos de caqui. ¡Oh, no, yo no quiero jugar con niños Delta! Y los Epsilones todavía son peores. Son demasiado tontos para poder leer o escribir. Además, visten de negro, que es un color asqueroso. Me alegro mucho de ser un Beta.

-Todavía se lo repetirán cuarenta o cincuenta veces antes de que despierten, y lo mismo en la sesión del jueves, y otra vez el sábado. Ciento veinte veces, tres veces por semana, durante treinta meses. Después de lo cual pueden pasar a una lección más adelantada.
-La mayor fuerza socializadora y moralizadora de todos los tiempos.

Un Mundo Feliz. Presentación.



Un Mundo Feliz es una genial novela de Aldous Huxley escrita en 1932. En ella describe un mundo futuro, totalmente? diferente al actual.

En ese nuevo mundo las personas viven controladas desde su nacimiento, no, desde su concepción. Son creadas en laboratorios, educadas y condicionadas por el Estado, trabajan para el “cuerpo social”, se divierten siempre según los parámetros que marcan las políticas oficiales. Consumen lo que se debe consumir para mantener la economía tal y como decide el poder político. La libertad de expresión y prensa es restringida para proteger el sistema. No obstante, aunque los individuos se pudieran expresar libremente, en su mayoría jamás atacarían el statu quo ya que han sido condicionados y manipulados para que les guste vivir de esa forma, para creerse parte de un todo que hay que proteger, nunca alguien aislado. La soledad está mal vista, así como cualquier actividad que no se desarrolle en público.

No obstante, los gobernantes no son déspotas aprovechados, sino que su único objetivo es que los ciudadanos sean completamente felices y que el sistema se perpetúe asegurando siglos de felicidad a las generaciones futuras. Para ello cualquier medio es aceptado, desde los condicionamientos a los niños hasta desterrar a los pocos que quieren vivir de forma independiente, pasando por crear un sistema de castas sociales, en el que a cada casta se le educa y condiciona de forma que le guste realizar su trabajo y sólo su trabajo, para que nadie aspire a cambiar de forma de vida.

Bernard Marx es un hombre raro, desde su infancia marcado por tener un físico que no se corresponde con el de su casta social, los alfas, los más inteligentes, altos y guapos. Su peculiaridad le ha llevado a tener experiencias propias y una extraña conciencia de sí mismo, nada común en el nuevo mundo. Su trabajo consiste en organizar los condicionamientos de los niños, por lo que conoce cuales de sus propios pensamientos son independientes y cuales inducidos en su infancia. A través de sus ojos se observa la infelicidad que produce ser independiente en un sistema que exige plena disposición a la Comunidad.

NOTA: si a alguien cree que le puede interesar realmente esta novela y no la conocía, recomiendo que cierr este monográfico, lea la obra original, y vuelva entonces. Ningún resumen refleja la grandeza de esta obra.

lunes, abril 17, 2006

Día 13. La soberbia del relativismo.

Algo debe existir, ¿no? Observo que está de moda aquello del nihilismo, de que nada existe, que es imposible conocer y que todas las opiniones son válidas...

La Justicia es relativa, la Belleza es relativa, la Verdad es relativa....todo eso se dice por ahí con plena seguridad y la boca muy abierta. ¿Argumentos? Que para mi una cosa puede ser justa y para otro no...Esto es todo el argumento del que se dispone.

Que los árboles del bosque están hechos de madera es algo constatable y cierto ¿no? Si yo digo, después de tocar un árbol, que está hecho de metal....¿pasa esa a ser una cuestión relaita, y ya afirmamos que no se sabe ni se puede saber de qué material están hechos los árboles?

Es un ejercicio espectacular de soberbia el afirmar que algo no existe simplemente porque no lo encontremos. No ponerse de acuerdo sobre el color del cielo no implica que el cielo no tenga color, ni implica tampoco que cualquiera que opine que el cielo es verde llevará razón como el que opina que es azul. Ya vale de creernos que los humanos lo sabemos todo y que nada puede escapar a nuestro poderoso control.

El relativismo es consecuencia de tomar a la especie humana como un todo, como un único cerebro. Lo que sabe la Humanidad, es cierto. Aquello en lo que no nos ponemos de acuerdo...no existe. Pero no es así. Simplemente, cuando una persona opina que algo es cierto y otra opina que no.....uno de los dos está equivocado. Podrá haber debate, sano y enriquecedor, acerca de quién lleva razón y quién se equivoca. Pero, seamos serios, algo no puede ser bello y no serlo a la vez, una acción no puede ser justa e injusta a la par.

Diciendo esto en otra ocasión, alguien me dijo algo así como:
-Ya que dices que la Justicia existe, te exijo que me digas dónde se encuentra exactamente.

Evidentemente, yo no tenía ese dato en mi poder. Respondí:
-Ya que tú dices que el desierto del Sáhara existe, te exijo que me digas cuantos granos de arena contiene exactamente.

Y es que la alternativa al relativismo no consiste en creerse el valedor de la Justicia absoluta, simplemente, significa iniciar un camino en busca de algo que aún no sabemos ubicar, pero del que conocemos su existencia por pura lógica. No ser relativista equivale a no ser un soberbio que cree que nada escapa a su control.

miércoles, abril 12, 2006

Día 12. Las dos Italias, las dos Españas, los dos EEUU...


Elecciones en Italia. Se enfretaban dos coaliciones, y ha ganado la de centro-izquierda. Según los últimos datos, han sido 25.224 votos la diferencia a favor de Prodi en la Cámara de diputados. 25.224 votos sobre un total cercano a 38 millones. Más curioso resulta aún que en el senado el centro-derecha de Berlusconi ha obtenido más votos, aunque menos senadores.

'Il cavaliere' parece que no tiene nada que hacer, no gobernará...pese a tener los mismos apoyos que el rival, ni más ni menos. Cosas de la ley electoral (que él mismo aprobó), el pueblo empata, pero los políticos no.


Hay algo que me llama la atención en esa gráfica más que lo ajustado del resultado...sí, es algo que está a primera vista y que parece que nadie ve. ¡Sólo hay dos candidatos! Si, bueno, ya sé que se presentaban muchos más, y que estos sólo son las cabezas visibles de las coaliciones, pero no veo lógico que más del 99% de los italianos elija sólo entre 2 personas. ¿Toda la izquierda quiere a Prodi? ¿A los comunistas no les importa darle su apoyo? ¿Toda la derecha quiere a Berlusconi? ¿Le gusta a los fascistas?

No me extraña que hoy en día haya dos Italias, lo que me llama la atención es que sólo haya dos Italias.

Parece que la Democracia conduce irreversiblemente al bipartidismo. Se traza una línea invisible justo por la mitad de los ciudadanos y se les obliga a escoger. A partir de ahí se deja de tener ideología para elegir simplemente la opción menos mala de entre las que tienen posibilidades. Los que están cerca de esa línea a veces la traspasan y dan el poder a unos en lugar de a otros. Pero la línea sigue existiendo y difícilmente más del 55% de los ciudadanos se encuentran en la misma zona.

Las dos Italias, sí. Pero también las dos Españas. Ocurre lo mismo. La línea se ha trazado y hace tiempo que "estás conmigo o estás contra mi". Si no te gusta Zapatero, eres un pepero asqueroso. Si hablas mal del PP, eres sociata. Se suele decir que ese enfrentamiento es producto de políticos y periodistas, que en la calle no hay esa disputa. Si, bueno, en un bar cualquiera la gente suele hablar más de fútbol, no se pelean por la política...porque no sale el tema. Encierre Vd en la misma habitación a 12 desconocidos, y dígales que sólo pueden hablar de política. El conflicto es inevitable, y la tensión existe, aunque a veces otros temas la oculten.

En las últimas elecciones en EEUU más de lo mismo. Sólo dos candidatos en la práctica, y los votantes separados por esa línea. Si no eres republicano o demócrata, es que no te preocupas por tu patria. país con tradición democrática a más no poder. El bipartidismo es casi oficial.

Y parece que no es casual, que es un proceso. También ha habido elecciones en Perú, con su democracia no tan consolidada y con no tantos medios de comunicación. El vencedor apenas si ha pasado del 30% y dos rivales han sobrepasado el 20%. El país se divide en más de dos partes, hay opciones. Y en Rusia, por ejemplo. No sé si hay un país en el mundo en el que hoy en día se vote y que cuente con menos tradición democrática. Tampoco hay bipartidismo en Rusia. La candidatura oficial arrasa y los pequeños partidos critican. Es otro modelo. Cuando se celebran elecciones en un país africano sin mucha costumbre de ir a las urnas, se observa que muchos candidatos tienen opciones, que no sólo se concentran en dos rivales. Las primeras elecciones democráticas en España, ya fueran en la II República o en la Transición, reflejaron un gran abanico de opciones políticas y de ideologías. Tanto la II República como la Democracia actual han acabado uniendo y mezclando hasta que el abanico de opciones se ha cerrado para ofrecer sólo dos caminos.

Por eso parece que la Demoracia no es sino un paso intermedio hacia el bipartidismo.

domingo, abril 09, 2006

Día 11: El Deber y la Libertad.

Ser libre no puede significar, de ningún modo, no tener obligaciones. La Libertad, por pequeña que sea, nos ofrece oportunidades, poder. Y el poder debe conllevar ciertas responsabilidades, al menos para usarlo sin dañar a nadie. No hablo de grandes gobernantes, con ajércitos y funcionarios a sus órdenes. Todos tenemos libertad, poder, aunque algunos más que otros, y todos deberíamos usarlo de manera adecuada.

No siempre una persona conoce cual es su deber ante determinada circunstancia, a menudo dudamos de cual es el modo justo de utilizar el poder que tenemos.

Uno de los hombres más inteligentes de todos los tiempos, Inmanuel Kant, formuló en cierta ocasión las leyes que pueden servir a cualquier hombre, en cualquier situación, para determinar cuales son sus obligaciones.

Obra solo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne en ley universal.

Es decir, el famoso "no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran". Sin duda, sería un progreso para la Humanidad, que las personas nos tratásemos con el respeto que deseamos obtener.

Pero esa ley falla. Hay personas que se odian a sí mismas, y por eso odian el mundo. Otros odian el mundo y por ello se odian a sí mismos. Hay también otros adictos a sufrir, muchos psicológicamente y algunos sexualmente. Desear para los demás lo que desean para sí no sería un gran progreso. I. Kant descompuso su Ley en dos formulaciones:

-Obra de tal manera que la voluntad pueda considerarse a sí misma, mediante su máxima, como legisladora universal.
-Obra de tal manera que uses a la Humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca solamente como un medio.


La primera formulación refleja la idea principal de hacer a los demás lo que se desearía recibir.
La segunda formulación nos ofrece la magnífica novedad de introducir a las personas, a todas y cada una de ellas, como el objetivo de su propia vida, como un fin en sí mismas. No vivimos para servir a un señor, ni a Dios. Kant no dijo "Obra de tal manera que trates a la mayoría de las personas como un fin en sí mismo", no. Tampoco vivimos, y esto ha de quedar claro, para contribuir a la sociedad o al Estado. Usar a una persona como medio para que mil sean más felices supondría también una quiebra frontal de esta ley. Que las personas sean libres es lo máximo a lo que se puede aspirar. No a una sociedad libre, pues las personas serían a su vez esclavas de esa sociedad libre.

Así pues, tratando a los demás como nos gustaría que nos trataran, pero a su vez respetando en todo momento su Libertad, por encima incluso de nuestro concepto puntual de Justicia, es como una persona cumple con su obligación.

Claro que...el que cumpla su obligación no ha de esperar premios materiales ni recompensas. Esta ley es una ley moral, de responsabilidad, la siguen los libres y éticos. No te meten en la cárcel por tratar a los demás mal, peor de lo que deseas para ti. Tampoco te encierran por usar a una persona como medio para un fin, negándole su individualidad. ¿Cómo te van a encerrar por eso, si el Estado tiene como una de sus principales funciones coartar la libertad de unos en beneficio de otros? El que cumpla la ley moral de Kant podrá esperar una vida dura, pocas veces recompensada como se merecería. No podrá imponer a los demás que cumplan sus obligaciones y quizá le traten mal mientras él es amable y le utilicen mientras él respeta a los demás.

La única recompensa que podrá esperar por cumplir con su obligación es, precisamente, saber que ha actuado de manera justa y en relación a su Deber. ¿Poca recompensa quizá?

lunes, abril 03, 2006

Día 10. El solidario es mejor que el egoísta; el valiente, mejor que el cobarde.

Considero una verdad clara y evidente que el solidario, el generoso, es mejor en este aspecto que el egoísta. Se demuestra humanidad, grandeza moral y que se valora a los demás por delante de las posesiones materiales cuando se comparte y ayuda a otro. Beneficia a los demás el generoso, comparte lo que le sobra (no es un despilfarrador) y gana él mismo ya que casi siempre se recibe tanto como se da, si se da a quién ha de darse.

Considero también una verdad clara y evidente que el valiente es en este aspecto mejor que el cobarde. Afrontar los miedos, mirar al frente, no al suelo, y perseguir lo que se desea sin ataduras supersticiosas es un signo de orgullo, de ambición y afán de superación. Afrontando los peligros y miedos, pero no ignorándolos (no es el valiente un temerario) el valiente gana lo que no gana el cobarde, y con sus victorias generalmente beneficia a los que le rodean.

¿Es una opción que la ley entre en la mente y en las casas de cada uno, y le obligue a ser valiente, aunque él no quiera? No, sencillamente es absurdo. Una persona debe afrontar sus miedos, y vencerlos. El cobarde, por su bien, y para dejar de serlo realmente, ha de derrotar sus miedos, así una persona crece, así crece la Humanidad. Del mismo modo, es absurdo que la ley se introduzca en la mente y en la cuenta corriente de cada uno y le obligue a ser generoso, puesto que no se puede ser generoso por imposición. El tacaño y egoísta debe vencer sus miserias y debilidades autónomamente, debe conquistar sus virtudes por sí, para ayudarse a sí mismo a la vez que ayuda a los demás, sin prejuicios de los otros pero tampoco de él.

El mejorar, conseguir ciertos hábitos justos y superiores nos permite derribar nuestro Muro particular. Sin embargo, si nos disparan con un cañón por encima del Muro, al aterrizar probablemente no sepamos dónde nos encontramos, y desde luego no seremos tan libres como si lo hubiéramos derribado con paciencia y tesón.

Todo esto se aplica a las políticas económicas actuales.

Considere la Seguridad Social. Los jóvenes siempre han contribuido al mantenimiento de los mayores. Antes, el joven ayudaba a sus propios padres por un sentido de amor y deber. Ahora contribuyen a mantener a los padres de otro por obligación y miedo. La transferencia voluntaria reforzaba los lazos de la familia; la transferencia obligatoria debilita esos lazos. M. Friedman.

Yo, hoy, reclamo para todos el derecho a ser cobarde, y pido que nadie elija serlo.Y como este derecho ya existe, también reclamo para todos el derecho a ser egoísta, y pido a todos que no lo sean. Si se conceden estos derechos no podrá tomarse como derrota el caso de aquellos que elijan ser cobardes y egoístas, al contrario, los que elijan ser valientes y generosos protagonizarán fabulosas victorias, por su propia virtud, no por la imposición de nadie.