Charlando en un foro con un conocido mío anarco-comunista me comentó que vivimos en un mundo de clases. Y que si no lo veía era porque no quería quitarme "la venda".
Bien. Me he quitado todas las vendas. He salido a la calle. Y no he visto clases sociales. Las he buscado, lo juro, pero no he logrado encontrarlas. Sin embargo, no he vuelto de vacío, sino que he hecho un descubrimiento asombroso. Donde se suponía que debía encontrar clases sociales he hallado...personas. Individuos, ciudadanos cada uno con sus preocupaciones, problemas y alegrías. Seres independientes, cada uno un mundo, con toda la libertad que les permiten tener esos grupos a los que dicen que pertenecemos y ese Estado que dice que nos protege.
Aquél que pretenda incluíros en un grupo, que os diga por qué habéis de "luchar", aquél que os revele cuales son vuestros intereses sólo pretende poneros a su servicio. Luchad por los intereses de clase es como luchar por vuestro color de pelo, luchar por aquellos que tienen vuetras misma estatura. Nadie mejor que uno mismo sabe lo que le conviene. Nadie como uno mismo sabe defender sus intereses.
Las clases, asociaciones u organismos de cualquier tipo, no pueden ser algo que nos esclavice, que nos tiranice, ni siquiera cuando existen "por nuestro bien". No hay grupos obligados. No existe ni puede existir una distinción social o personal basada en algo que una persona no escoge. Nada de favorecer a los rubios en ley, nada de buscar trabajo sólo a las mujeres, nada de luchar por los pobres, sometiéndolos al yugo de su clase, diciéndoles lo que deben hacer, lo que deben odiar y casualmente, a quién deben seguir.
Que nadie os engañe, yo tampoco. El Muro lo derriba cada uno, no las hordas a las que nos obligan a alistarnos.
domingo, marzo 19, 2006
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