People try to put us d-down (Talkin' 'bout my generation)
Just because we get around (Talkin' 'bout my generation)
Things they do look awful c-c-cold (Talkin' 'bout my generation)
I hope I die before I get old (Talkin' 'bout my generation)
This is my generation
This is my generation, baby
Why don't you all f-fade away (Talkin' 'bout my generation)
And don't try to dig what we all s-s-say (Talkin' 'bout my generation)
I'm not trying to cause a big s-s-sensation (Talkin' 'bout my generation)
I'm just talkin' 'bout my g-g-g-generation (Talkin' 'bout my generation)
This is my generation
This is my generation, baby
Why don't you all f-fade away (Talkin' 'bout my generation)
And don't try to d-dig what we all s-s-say (Talkin' 'bout my generation)
I'm not trying to cause a b-big s-s-sensation (Talkin' 'bout my generation)
I'm just talkin' 'bout my g-g-generation (Talkin' 'bout my generation)
This is my generation
This is my generation, baby
People try to put us d-down (Talkin' 'bout my generation)
Just because we g-g-get around (Talkin' 'bout my generation)
Things they do look awful c-c-cold (Talkin' 'bout my generation)
Yeah, I hope I die before I get old (Talkin' 'bout my generation)
This is my generation
This is my generation, baby
Con las dedicatorias pertinentes...
domingo, mayo 28, 2006
viernes, mayo 26, 2006
Día 18. Vivir sin tecnologías.
He estado algo de tiempo sin poder disponer del ordenador.
Y he sobrevivido. No sin esfuerzo. Mendigando una conexión a internet por donde podía: centros educativos, casas de amigos/conocidos, y poco más. Me pregunté como podía vivir la gente hace 100...digo, hace 15 años. ¿como vivía yo hace 5 o 10 años? ¿era menos feliz, menos libre, por no tener ordenador conectado a la red?
Resulta curioso eso de las "necesidades". Da algo de apuro llamar necesidad al ordenador, a la Tv, a cosas así. Necesidad es comer. Es dormir. Más dormir que comer diría yo. Pero las tecnologías no son necesidades, pienso yo. Son lujos, comodidades. No pretendo en absoluto quedar como un defensor de la Vida Sencilla, opino que los inventos tecnológicos son avances magníficos (sobre todos los que tienen aplicaciones prácticas, porque hay cada uno que...) que hacen la vida más confortable, interesante y divertida. Pero no son necesidades.
Otro de esos tópicos de moda es aquél que dice que las necesidades las crea la publicidad. No sé si alguien ha leído ese comic de Astérix: Obelix y compañía. Resumiendo, desde Roma inventan una estrategia para enfrentar a los habitantes de la aldea de Astérix: les ponen a producir para que compitan entre ellos, y se creen enemistades. Como lo único que tienen en la aldea son menhires, los romanos compran muchos menhires a precio de oro, y después se afanan en hacer publicidad por el Imperio para vender los menhires y recuperar el dinero. Crean la necesidad a los ciudadanos, mediante publicidad repetitiva, de tener un menhir en su casa....cuando es algo que no sirve para nada. Excelente crítica a la publicidad que defiende el tópico mencionado. Que las necesidades las crea la publicidad.
Quizá sea en parte. pero diría yo que eso funciona sólo con los de encefalograma plano (si esos son muchos o pocos sería tema de debate). ¿Mucha gente compraría un menhir si realmente comenzaran a anunciarse en Tv, en prime time, en cuñas de radio, en internet...? No creo. Eso espero, vamos.
En mi humilde opinión las necesidades las creamos nosotros mismos. Necesitamos de hábitos. De mantener ciertos hábitos, y de crearnos nuevos. Miles de horas de spots de compañías telefónicas y cientos de vallas publicitarias no hen hecho que me compre un teléfono móvil. Simplemente, porque creo que no lo necesito. Eso sí, seguro que el día que lo compre, comenzaré a depender de él como si fuera una parte de mi cuerpo. El hábito hace la necesidad. E inmediatamente, satisfecha una necesidad, surge otra. Se llama afán de superación, o ambición, o búsqueda de la felicidad, o como se quiera, pero tengo bastante claro que es algo natural. positivo, incluso. Nos permite avanzar y progresar mucho para conseguir lo que queremos. Pero a cambio nunca nos permite estar completamente satisfechos.
Y he sobrevivido. No sin esfuerzo. Mendigando una conexión a internet por donde podía: centros educativos, casas de amigos/conocidos, y poco más. Me pregunté como podía vivir la gente hace 100...digo, hace 15 años. ¿como vivía yo hace 5 o 10 años? ¿era menos feliz, menos libre, por no tener ordenador conectado a la red?
Resulta curioso eso de las "necesidades". Da algo de apuro llamar necesidad al ordenador, a la Tv, a cosas así. Necesidad es comer. Es dormir. Más dormir que comer diría yo. Pero las tecnologías no son necesidades, pienso yo. Son lujos, comodidades. No pretendo en absoluto quedar como un defensor de la Vida Sencilla, opino que los inventos tecnológicos son avances magníficos (sobre todos los que tienen aplicaciones prácticas, porque hay cada uno que...) que hacen la vida más confortable, interesante y divertida. Pero no son necesidades.
Otro de esos tópicos de moda es aquél que dice que las necesidades las crea la publicidad. No sé si alguien ha leído ese comic de Astérix: Obelix y compañía. Resumiendo, desde Roma inventan una estrategia para enfrentar a los habitantes de la aldea de Astérix: les ponen a producir para que compitan entre ellos, y se creen enemistades. Como lo único que tienen en la aldea son menhires, los romanos compran muchos menhires a precio de oro, y después se afanan en hacer publicidad por el Imperio para vender los menhires y recuperar el dinero. Crean la necesidad a los ciudadanos, mediante publicidad repetitiva, de tener un menhir en su casa....cuando es algo que no sirve para nada. Excelente crítica a la publicidad que defiende el tópico mencionado. Que las necesidades las crea la publicidad.
Quizá sea en parte. pero diría yo que eso funciona sólo con los de encefalograma plano (si esos son muchos o pocos sería tema de debate). ¿Mucha gente compraría un menhir si realmente comenzaran a anunciarse en Tv, en prime time, en cuñas de radio, en internet...? No creo. Eso espero, vamos.
En mi humilde opinión las necesidades las creamos nosotros mismos. Necesitamos de hábitos. De mantener ciertos hábitos, y de crearnos nuevos. Miles de horas de spots de compañías telefónicas y cientos de vallas publicitarias no hen hecho que me compre un teléfono móvil. Simplemente, porque creo que no lo necesito. Eso sí, seguro que el día que lo compre, comenzaré a depender de él como si fuera una parte de mi cuerpo. El hábito hace la necesidad. E inmediatamente, satisfecha una necesidad, surge otra. Se llama afán de superación, o ambición, o búsqueda de la felicidad, o como se quiera, pero tengo bastante claro que es algo natural. positivo, incluso. Nos permite avanzar y progresar mucho para conseguir lo que queremos. Pero a cambio nunca nos permite estar completamente satisfechos.
sábado, mayo 13, 2006
Día 17. Si ves a un hombre que miente...
Si ves a un hombre que miente grita "¡mentiroso!", y adelante.
Si ves a un hombre que roba grita "¡ladrón!", y adelante.
Si ves a un hombre que miente ante una multitud que le escucha expectante grita "¡estúpidos!" y adelante, siempre adelante.
No recuerdo quién dijo esto. Me suena a un escritor de principios de siglo, de cuando había escritores con personalidad. Quizá Unamuno o Valle Inclán, pero no tengo ni idea. Hace años que lo olvidé...
Me parece, francamente, una de esas frasecillas de las que se puede aprender mucho:
A no tolerar las injusticias, a expresarse claramente contra aquello que daña a los demás, sea a nosotros o a los demás.
A culpar tanto al que engaña como al que gusta de ser engañado. A no creernos eso de "se miente a la gente" cuando son las personas las que se dirigen prestas a escuchar, leer, y observar a aquellos que mienten, o sólo expresan sus opiniones. Como se suele decir, si me engñas una vez la culpa es tuya, si me engañas dos, la culpa es mía.
Y, sobre todo, a no dejarnos detener por las injusticias, o por los mentirosos, o por los que acuden en masa a oir a los mentirosos.
Adelante, siempre adelante.
Si ves a un hombre que roba grita "¡ladrón!", y adelante.
Si ves a un hombre que miente ante una multitud que le escucha expectante grita "¡estúpidos!" y adelante, siempre adelante.
No recuerdo quién dijo esto. Me suena a un escritor de principios de siglo, de cuando había escritores con personalidad. Quizá Unamuno o Valle Inclán, pero no tengo ni idea. Hace años que lo olvidé...
Me parece, francamente, una de esas frasecillas de las que se puede aprender mucho:
A no tolerar las injusticias, a expresarse claramente contra aquello que daña a los demás, sea a nosotros o a los demás.
A culpar tanto al que engaña como al que gusta de ser engañado. A no creernos eso de "se miente a la gente" cuando son las personas las que se dirigen prestas a escuchar, leer, y observar a aquellos que mienten, o sólo expresan sus opiniones. Como se suele decir, si me engñas una vez la culpa es tuya, si me engañas dos, la culpa es mía.
Y, sobre todo, a no dejarnos detener por las injusticias, o por los mentirosos, o por los que acuden en masa a oir a los mentirosos.
Adelante, siempre adelante.
martes, mayo 09, 2006
Encadenado.
El amigo Vitio me ha incluido muy amablemente en una cadena-encuesta de blogeros. Si hubiera sido el típico FWD de mail ni lo hubiera leído, pero dado que está en público, no quiero caer en falta, a ver que tal se me da....
1.- ¿Por qué creaste o ingresaste en tu blog? LLevaba tiempo con la idea de organizar los pensamientos en algún sitio. Soy el Rey de los Proyectos Inacabados. Un blog me pareció un buen sitio, y tras hacer cuatro tonterías en mi space de msn, opté por un blog medio serio.
2.- ¿Cuántas bitácoras lees al día a parte de la tuya? Al día, unas cuantas, aunque no llevo la cuenta. Entro y salgo mucho, dejo artículos sin leer, leo algunos repetidos, se me olvidan blogs durante un par de días...
3.- ¿Sabes lo que es un lector de RSS? Si es afirmativo, ¿cuál usas? Creo, y digo "creo", que es una especie de programa que adapta los blogs a otro formato para facilitar la lectura. Ni idea.
4.- ¿Has baneado alguna vez a gente de los comentarios? No. Una vez toqué algún botón sin darme cuenta y activé una opción que hacía que los comentarios pasaran por mi censura antes de publicarse. Ni los leí antes de autorizarlos. Sólo borraría alguno si es de publicidad o algo así. Por ataques ideológicos, nunca: mi hobby es hacerme enemigos.
5.- ¿Cuál es el beneficio y cuál el perjuicio que ocasiona este mundo de los blogs? Como ya dije, permite organizar pensamientos y guardarlos fácilmente y al resto del Universo (con conexión a internet) opinar. No me gusta cuando me "atasco" en algún artículo y terminarlo se convierte en obligación más que en placer.
Ahora se supone que yo continuo la cadena nombrando a 7 blogeros....pero no conozco a muchos, y los que conozcon ya han sido "cazados" por otros. Así que esta cadena que la siga el que quiera... ¡libertad para elegir, señores!
1.- ¿Por qué creaste o ingresaste en tu blog? LLevaba tiempo con la idea de organizar los pensamientos en algún sitio. Soy el Rey de los Proyectos Inacabados. Un blog me pareció un buen sitio, y tras hacer cuatro tonterías en mi space de msn, opté por un blog medio serio.
2.- ¿Cuántas bitácoras lees al día a parte de la tuya? Al día, unas cuantas, aunque no llevo la cuenta. Entro y salgo mucho, dejo artículos sin leer, leo algunos repetidos, se me olvidan blogs durante un par de días...
3.- ¿Sabes lo que es un lector de RSS? Si es afirmativo, ¿cuál usas? Creo, y digo "creo", que es una especie de programa que adapta los blogs a otro formato para facilitar la lectura. Ni idea.
4.- ¿Has baneado alguna vez a gente de los comentarios? No. Una vez toqué algún botón sin darme cuenta y activé una opción que hacía que los comentarios pasaran por mi censura antes de publicarse. Ni los leí antes de autorizarlos. Sólo borraría alguno si es de publicidad o algo así. Por ataques ideológicos, nunca: mi hobby es hacerme enemigos.
5.- ¿Cuál es el beneficio y cuál el perjuicio que ocasiona este mundo de los blogs? Como ya dije, permite organizar pensamientos y guardarlos fácilmente y al resto del Universo (con conexión a internet) opinar. No me gusta cuando me "atasco" en algún artículo y terminarlo se convierte en obligación más que en placer.
Ahora se supone que yo continuo la cadena nombrando a 7 blogeros....pero no conozco a muchos, y los que conozcon ya han sido "cazados" por otros. Así que esta cadena que la siga el que quiera... ¡libertad para elegir, señores!
lunes, mayo 08, 2006
Día 16. La mayor obra artística de todos los tiempos.
La 9ª Sinfonía de Ludwig Van Beethoven cumplió ayer 182 años. El 7 de mayo de 1824 se estrenó en Viena, en el Teatro de la Corte Imperial. La élite del Imperio se dio cita para asistir a la que se presumía que sería la última aparición de Beethoven. Él subió a la tarima y no miró al público en toda la obra, ni acabada ésta. Una cantante fue la que hizo girar al Maestro para que viese como los asistentes al teatro, en pleno, le ovacionaban y aplaudían con todas sus fuerzas. Beethoven nunca pudo escuchar esos aplausos, al igual que nunca escuchó su propia obra. Hacía años que para conversar con sus amigos tenían estos que escribirle en un cuaderno.
La Novena Sinfonía arranca de forma poderosa, con un tema principal que transcurre en escalas y variaciones trepidantes, con incisos más adelante para los momentos líricos, nuevamente interrumpidos por la intensidad titánica de la composición. El volumen de la sinfonía es brutal para la época.
El segundo movimiento es calificado por algunos cronistas como “el infierno en llamas”, por su contundencia y velocidad, suavizado majestuosamente en la recapitulación. El tercer movimiento, aunque sosegado, conduce firmemente a lo que será el cuarto movimiento, que contiene una melodía mundialmente famosa. El movimiento comienza con breves recapitulaciones de los movimientos anteriores, a los cuales los violonchelos contestan con comentarios inicialmente pensados para la voz humana. Finalmente, el tenor irrumpe con un llamada tras lo cual la melodía del himno a la alegría es tocado, primero por la orquesta, y luego por el coro. Los violonchelos, las flautas y los oboes crean el clima y las voces masculinas y femeninas se alternan declamando la “Oda a la Alegría” de Schiller (de ahí lo de “Coral”), arropadas por el todo orquestal.
La sinfonía avanza y se eleva sobre sí misma, mientas los coros llegan a niveles atronadores. Una doble fuga da el contrapunto pausado que lleva al veloz y prolongado cántico final, un desenlace de sinfonía único. Beethoven quería impresionar a sus oyentes y subrayar sus propósitos de fraternidad universal, y lo logró con este movimiento, que es más bien un ejercicio operístico. El tratamiento de la orquesta, por otro lado, resulta insuperable.
La Novena Sinfonía arranca de forma poderosa, con un tema principal que transcurre en escalas y variaciones trepidantes, con incisos más adelante para los momentos líricos, nuevamente interrumpidos por la intensidad titánica de la composición. El volumen de la sinfonía es brutal para la época.
El segundo movimiento es calificado por algunos cronistas como “el infierno en llamas”, por su contundencia y velocidad, suavizado majestuosamente en la recapitulación. El tercer movimiento, aunque sosegado, conduce firmemente a lo que será el cuarto movimiento, que contiene una melodía mundialmente famosa. El movimiento comienza con breves recapitulaciones de los movimientos anteriores, a los cuales los violonchelos contestan con comentarios inicialmente pensados para la voz humana. Finalmente, el tenor irrumpe con un llamada tras lo cual la melodía del himno a la alegría es tocado, primero por la orquesta, y luego por el coro. Los violonchelos, las flautas y los oboes crean el clima y las voces masculinas y femeninas se alternan declamando la “Oda a la Alegría” de Schiller (de ahí lo de “Coral”), arropadas por el todo orquestal.
La sinfonía avanza y se eleva sobre sí misma, mientas los coros llegan a niveles atronadores. Una doble fuga da el contrapunto pausado que lleva al veloz y prolongado cántico final, un desenlace de sinfonía único. Beethoven quería impresionar a sus oyentes y subrayar sus propósitos de fraternidad universal, y lo logró con este movimiento, que es más bien un ejercicio operístico. El tratamiento de la orquesta, por otro lado, resulta insuperable.
Hoy, algunos dicen que el Arte se ha transformado en un producto de masas, pero no, no ha ocurrido eso. Pasa, sin embargo, que los productos de masas han desplazado al Arte. Para encontrar una gran canción hay que poner patas arriba una tienda dediscos. Alguien echa un cubo de pintura sobre un liezo, y dice que ha pintado un cuadro. Se venden posters de La Gioconda fumando marihuana y se hacen versiones Techno de las 4 Estaciones de Vivaldi.
Nadie se acordará de eso dentro de 182 años y un día.
sábado, mayo 06, 2006
Día 15. Mi vida, mi muerte.
Jorge León, un pentapléjico de 53 años que llevaba meses pidiendo en Internet una 'mano amiga' que le ayudara a 'morir dignamente', fue encontrado muerto el pasado jueves en su domicilio de Valladolid, desconectado del respirador que le mantenía con vida. La Policía investiga el caso y cree que recibió ayuda de alguien de fuera de su entorno para no implicar a sus allegados.
Jorge León sufrió un accidente doméstico en el año 2000, mientras jugaba en casa con su sobrina, que le postró en una silla de ruedas. Sufría pentaplejia, un estado aún más agudo que la tetraplejia puesto que a la parálisis de las extremidades se suma la incapacidad para respirar por sí mismo.
Después del accidente y un año de convalecencia, volvió a diseñar, con grandes dificultades, figuras de metal en las que se obsesionaba con la idea del laberinto (su mente que buscaba la salida de su cuerpo, según su galerista).
En agosto de 2005 abrió en Internet un 'blog', en el que se identificaba como Lucas S. Conseguía manejar el ordenador gracias a un adaptador labial -explica el diario 'Abc'- y desde hacía dos meses pedía una 'mano amiga' que le ayudara a 'morir dignamente'. En él aseguró que lo tenía "todo preparado para que quien me ayude quede incógnito".
Hace cerca de año y medio, el 16 de enero de 2005, 'El País' publicó una carta al director, remitida por Jorge León, titulada 'Hablemos de eutanasia'. En el texto, se refería a ella como algo que "ha dejado de ser sólo una cuestión ética en reflexiones minoritarias para convertirse en un problema perentorio para un número de personas en constante aumento".
Jorge León explicó en una entrevista concedida por aquellas fechas a 'El Norte de Castilla' su convicción de que "lo de la película y Ramona Maneiro -la mujer que ayudó a morir a Ramón Sampedro- se olvidará". "Yo no creo que tenga tiempo hasta que haya una regulación decente y seguramente tendré que recurrir a una salida ilegal", decía.
Unas cartas escritas con ordenador y manuscritas en el sobre para identificar a sus destinatarios fue lo único que encontró la policía al registrar el domicilio de Jorge León en Valladolid. Una de ellas iba dirigda al juez de instrucción que se ha hecho cargo del caso.
La Policía trata de poner rostro a la mano que a todas luces ayudó a Jorge León a cumplir su deseo puesto que esta asistencia está tipificada en el artículo 143 del Código Penal y castigada con entre dos y diez años de cárcel, en función del grado de cooperación.
Los agentes investigan también el contenido del 'blog' que el fallecido actualizaba casi semanalmente para exponer su caso y su postura favorable a la eutanasia y para solicitar sin tapujos "ayuda exterior para poner fin a esta horrible tortura".
Alguien debería empezar por reconocer, en mi opinión, que nuestra vida es de nuestra propiedad, y que las personas debemos tener derecho tanto a disfrutar de nuestras propiedades, como a destruirlas.
Si realmente, como dicen algunos, la vida no es algo propio de la Naturaleza, sino que es un regalo que nos presta Dios....bueno, no creo que Dios se enfade si le devolvemos su préstamo antes de tiempo.
Jorge León sufrió un accidente doméstico en el año 2000, mientras jugaba en casa con su sobrina, que le postró en una silla de ruedas. Sufría pentaplejia, un estado aún más agudo que la tetraplejia puesto que a la parálisis de las extremidades se suma la incapacidad para respirar por sí mismo.
Después del accidente y un año de convalecencia, volvió a diseñar, con grandes dificultades, figuras de metal en las que se obsesionaba con la idea del laberinto (su mente que buscaba la salida de su cuerpo, según su galerista).
En agosto de 2005 abrió en Internet un 'blog', en el que se identificaba como Lucas S. Conseguía manejar el ordenador gracias a un adaptador labial -explica el diario 'Abc'- y desde hacía dos meses pedía una 'mano amiga' que le ayudara a 'morir dignamente'. En él aseguró que lo tenía "todo preparado para que quien me ayude quede incógnito".
Hace cerca de año y medio, el 16 de enero de 2005, 'El País' publicó una carta al director, remitida por Jorge León, titulada 'Hablemos de eutanasia'. En el texto, se refería a ella como algo que "ha dejado de ser sólo una cuestión ética en reflexiones minoritarias para convertirse en un problema perentorio para un número de personas en constante aumento".
Jorge León explicó en una entrevista concedida por aquellas fechas a 'El Norte de Castilla' su convicción de que "lo de la película y Ramona Maneiro -la mujer que ayudó a morir a Ramón Sampedro- se olvidará". "Yo no creo que tenga tiempo hasta que haya una regulación decente y seguramente tendré que recurrir a una salida ilegal", decía.
Unas cartas escritas con ordenador y manuscritas en el sobre para identificar a sus destinatarios fue lo único que encontró la policía al registrar el domicilio de Jorge León en Valladolid. Una de ellas iba dirigda al juez de instrucción que se ha hecho cargo del caso.
La Policía trata de poner rostro a la mano que a todas luces ayudó a Jorge León a cumplir su deseo puesto que esta asistencia está tipificada en el artículo 143 del Código Penal y castigada con entre dos y diez años de cárcel, en función del grado de cooperación.
Los agentes investigan también el contenido del 'blog' que el fallecido actualizaba casi semanalmente para exponer su caso y su postura favorable a la eutanasia y para solicitar sin tapujos "ayuda exterior para poner fin a esta horrible tortura".
Alguien debería empezar por reconocer, en mi opinión, que nuestra vida es de nuestra propiedad, y que las personas debemos tener derecho tanto a disfrutar de nuestras propiedades, como a destruirlas.
Si realmente, como dicen algunos, la vida no es algo propio de la Naturaleza, sino que es un regalo que nos presta Dios....bueno, no creo que Dios se enfade si le devolvemos su préstamo antes de tiempo.
jueves, mayo 04, 2006
Día 14. ¿Extrema derecha? ¿Dónde?
Se ha comentado mucho la noticia de una posible coalición de los partidos de extrema derecha, léase Democracia Nacional, la Falange y Alternativa Española, para las próximas elecciones. También se ha comentado que apareciera en la portada de ABC como primera noticia cuando los partidos citados no pasaron en 2004 de 30.000 votos. Este, francamente, parece un tema menor. Sus posibilidades de alcanzar un número considerable de votos son bajas y, de alcanzar representación parlamentaria, aún menos. No nos cortemos las venas aún, quiero decir.
Y ahora vienen las opiniones... ¿sería bueno que surgiera una coalición importante de extrema derecha? “No, claro que no, son unos fascistas”. Bueno, eso es correcto, pero quizá no es una visión amplia. Llevamos algunos años oyendo como se abusa del término “fascista”, “nazi”, “extrema derecha”, pero no para describirlos a ellos, sino para atacar a quien no lo es. La palabra “fascista” brota de los labios de los izquierdistas con una facilidad pasmosa…para hablar de centristas, de conservadores moderados, de no-nacionalistas, de liberales incluso…
Opino que a la coalición derechista podríamos regalarles un escaño. Sí, un escaño, aunque fuera sin voto. Dejarles hablar. Así comprobaríamos todos qué es la extrema derecha realmente, como el Libro del Buen Amor, contemos qué es lo peor posible para saber lo que no debemos hacer… posiblemente así los centristas volverían a ser centristas, los liberales, liberales y los conservadores, conservadores, y la izquierda demagoga tendría alguien a quien atacar con razón.
Otro tema es que a estos partidos más que extrema derecha se le debería llamar izquierda patriótica…Si yo tuviera que buscar similitudes entre el programa de La Falange con alguno con representación parlamentaria, sin duda el más parecido sería Izquierda Unida…pero ya digo que este es otro tema.
Y ahora vienen las opiniones... ¿sería bueno que surgiera una coalición importante de extrema derecha? “No, claro que no, son unos fascistas”. Bueno, eso es correcto, pero quizá no es una visión amplia. Llevamos algunos años oyendo como se abusa del término “fascista”, “nazi”, “extrema derecha”, pero no para describirlos a ellos, sino para atacar a quien no lo es. La palabra “fascista” brota de los labios de los izquierdistas con una facilidad pasmosa…para hablar de centristas, de conservadores moderados, de no-nacionalistas, de liberales incluso…
Opino que a la coalición derechista podríamos regalarles un escaño. Sí, un escaño, aunque fuera sin voto. Dejarles hablar. Así comprobaríamos todos qué es la extrema derecha realmente, como el Libro del Buen Amor, contemos qué es lo peor posible para saber lo que no debemos hacer… posiblemente así los centristas volverían a ser centristas, los liberales, liberales y los conservadores, conservadores, y la izquierda demagoga tendría alguien a quien atacar con razón.
Otro tema es que a estos partidos más que extrema derecha se le debería llamar izquierda patriótica…Si yo tuviera que buscar similitudes entre el programa de La Falange con alguno con representación parlamentaria, sin duda el más parecido sería Izquierda Unida…pero ya digo que este es otro tema.
Un Mundo Feliz. La crítica de Huxley.
Cuando leí Un Mundo Feliz no tuve la sensación de estar leyendo el futuro ni a Julio Verne. Yo leía el presente. Es una obra de crítica feroz a todos los valores políticos y sociales de la época, en mi opinión.
Políticamente, la crítica al capitalismo que transforma a los consumidores en consumistas es evidente cuando se dice que los vestidos viejos no se remiendan, se tiran, o como cuando cuenta que las formas de ocio que consumen poco han sido prohibidas. La libertad económica no se pone en entredicho, pero cuando los ciudadanos compran lo que quieren los vendedores en lugar de estos ofrecer lo que los consumidores demandan, se produce una falta de respeto a la persona, una apología del borreguismo en vez de un servicio lícito por el que cobrar.
La crítica al comunismo es aún más directa. Huxley crea a los grupos de Bokanovsxy como obsesión por la igualdad, cuando esta es antinatural. Los individuos salen de la cadena de montaje del estado para trabajar en las cadenas de montaje de las fábricas estatales.
Aquello de “todo el mundo pertenece a todo el mundo”, “cuando el individuo siente la sociedad se resiente” pudieran ser perfectamente eslóganes de la URSS de los 50 o de la Corea del Norte actual. La imposición de sentimientos de participación, y el ataque a la Libertad que esto supone, es una de las principales críticas de Huxley al comunismo.
En 1932 esta obra tocó de lleno el fascismo, ¿quién no identifica a los Alfas, altos guapos e inteligentes con la raza aria? Si incluso los nazis fueron pioneros en la manipulación genética para fabricar individuos perfectos, como hace el estado de Un Mundo Feliz. Al resto, se les mantiene por debajo por ley, a la fuerza, pero siempre “por su bien”.
Socialmente, Huxley critica a los excesivamente liberales usando la imagen de niños pequeños practicando juegos sexuales, y a los excesivamente conservadores, encarnados por John, que llega a golpear a su amada sólo por haber querido sexo antes de tiempo.
Si alguna cuestión suscita esta obra, es la de que, aunque nos neguemos, debemos escoger entre Libertad o felicidad.
Porque quizá los individuos del Mundo Feliz nos provoquen lástima en un principio…ni siquiera tienen libertad de pensamiento. Pero, recordemos, que todos son felices, a todos les agrada su trabajo, sus formas de disfrutar del ocio, el papel social que les ha tocado. Todos son felices, mientras no se interesen por rarezas como la Libertad o el Arte como Bernard o el Interventor…
Señores, la ignorancia es la felicidad.
Sean felices…o no.
Políticamente, la crítica al capitalismo que transforma a los consumidores en consumistas es evidente cuando se dice que los vestidos viejos no se remiendan, se tiran, o como cuando cuenta que las formas de ocio que consumen poco han sido prohibidas. La libertad económica no se pone en entredicho, pero cuando los ciudadanos compran lo que quieren los vendedores en lugar de estos ofrecer lo que los consumidores demandan, se produce una falta de respeto a la persona, una apología del borreguismo en vez de un servicio lícito por el que cobrar.
La crítica al comunismo es aún más directa. Huxley crea a los grupos de Bokanovsxy como obsesión por la igualdad, cuando esta es antinatural. Los individuos salen de la cadena de montaje del estado para trabajar en las cadenas de montaje de las fábricas estatales.
Aquello de “todo el mundo pertenece a todo el mundo”, “cuando el individuo siente la sociedad se resiente” pudieran ser perfectamente eslóganes de la URSS de los 50 o de la Corea del Norte actual. La imposición de sentimientos de participación, y el ataque a la Libertad que esto supone, es una de las principales críticas de Huxley al comunismo.
En 1932 esta obra tocó de lleno el fascismo, ¿quién no identifica a los Alfas, altos guapos e inteligentes con la raza aria? Si incluso los nazis fueron pioneros en la manipulación genética para fabricar individuos perfectos, como hace el estado de Un Mundo Feliz. Al resto, se les mantiene por debajo por ley, a la fuerza, pero siempre “por su bien”.
Socialmente, Huxley critica a los excesivamente liberales usando la imagen de niños pequeños practicando juegos sexuales, y a los excesivamente conservadores, encarnados por John, que llega a golpear a su amada sólo por haber querido sexo antes de tiempo.
Si alguna cuestión suscita esta obra, es la de que, aunque nos neguemos, debemos escoger entre Libertad o felicidad.
Porque quizá los individuos del Mundo Feliz nos provoquen lástima en un principio…ni siquiera tienen libertad de pensamiento. Pero, recordemos, que todos son felices, a todos les agrada su trabajo, sus formas de disfrutar del ocio, el papel social que les ha tocado. Todos son felices, mientras no se interesen por rarezas como la Libertad o el Arte como Bernard o el Interventor…
Señores, la ignorancia es la felicidad.
Sean felices…o no.
Un Mundo Feliz.7.Respuestas en el despacho del Interventor.
Esperando en el despacho de Mustafá Mond hay tres hombres con tres actitudes distintas. John está indiferente, no le importa que le puedan expulsar de aquél odioso lugar; Helmholtz afronta con orgullo y seriedad su destino, mintiéndose firme; Bernard está asustado, siempre criticó el sistema desde su seguridad, su independencia de los condicionamientos, y ahora el sentimiento más natural del mundo le invade: el miedo a lo desconocido.
El Interventor es directo, y John, más:
- De modo que nuestra civilización no le gusta mucho, Mr. Salvaje - dijo.
- No.
Hablando sobre la civilización, John utiliza unas palabras de Shakespeare, y descubre sorprendentemente que el Interventor lo conoce….ha leído esos libros prohibidos.
John tuvo la posibilidad de preguntar a Mustafá Mond, el hombre que hacía la ley, por qué estaban prohibidos. La respuesta es tan lógica como desoladora: están prohibidos porque son viejos y porque son bellos. Como son bellos, ejercen atracción, como ejercen atracción, la gente no presta tanta atención a lo nuevo…y mantener el interés por lo nuevo es vital, aunque sea prohibiendo lo viejo.
John se siente desolado:
- ¡Pero si las nuevas son horribles, estúpidas! ¡Esas películas en las que sólo salen helicópteros y el público siente cómo los actores se besan! - John hizo una mueca -. ¡Cabrones y monos!
Sólo en estas palabras de Otelo encontraba el vehículo adecuado para expresar su desprecio y su odio.
- En todo caso, animales inofensivos - murmuró el Interventor, a modo de paréntesis.
¿Y por qué no se hacen obras nuevas tan bellas como las antiguas? Es imposible. En un mundo tan estable, tan feliz, tan vacuo, la gente no entiende las tragedias, no comprende los sentimientos de las obras artísticas.
- Pero éste es el precio que debemos pagar por la estabilidad. Hay que elegir entre la felicidad y lo que la gente llamaba arte puro. Nosotros hemos sacrificado el arte puro.
Y por eso no había pirámides, no había 9ª Sinfonía, no había Miguel Ángel…
Después John expresó su repulsa por los trabajadores enanos, los Deltas y Epsilones, semi-humanos. Bajos, feos y estúpidos fabricados por el Estado. ¿por qué, si era posible, no se hacían todos super-inteligentes? Porque no es útil. Según cuenta el Interventor, una vez, en una isla, se intentó hacer una sociedad sólo con Alfas, los inteligentes. No se obedecían las órdenes, no se hacía el trabajo y los conflictos estallaron hasta provocar una sangrienta guerra.
- La población óptima - dijo Mustafá Mond - es la que se parece a los icebergs: ocho novenas partes por debajo de la línea de flotación, y una novena parte por encima.
- ¿Y son felices los que se encuentran por debajo de la línea de flotación? ¿A pesar de su horrible trabajo?
- ¿Horrible? A ellos no se lo parece. Al contrario, les gusta. Es ligero, sencillo, infantil. Siete horas y media de trabajo suave, que no agota, y después la ración de soma, los juegos, la copulación sin restricciones y el sensorama. ¿Qué más pueden pedir?
Y así es. Si el fin último es la felicidad, y no la Libertad, lo mejor es “retirar” la inteligencia a los hombres, hacerlos dóciles, conducirlos y, más que responder a sus preguntas, evitar que las hagan.
Esto no convierte al Interventor en un tirano, en absoluto. Sorprendentemente, reconoce que en tiempos pasados él mismo fue uno de los pocos críticos del sistema, que se interesó por el arte prohibido, por lo viejo, por la soledad. Recibió un ultimátum: o el destierro, o trabajar para los Interventores. Su “sacrificio” fue renunciar a un destierro y encauzar su vida hacia la felicidad de los demás, sabiendo que viviría en un mundo extraño para él.
Dice casi envidiar a Bernard y Helmholtz, y les anuncia su destierro. Bernard no lo ve así y sufre un ataque de pánico.
-Le enviarán a una isla. Es decir, le enviarán a un lugar donde conocerá al grupo de hombres y mujeres más interesantes que cabe encontrar en el mundo. Todos ellos personas que, por una razón u otra, han adquirido excesiva conciencia de su propia individualidad para poder vivir en comunidad. Todas las personas que no se conforman con la ortodoxia, que tienen ideas propias. En una palabra, personas que son alguien. Casi le envidio.
Todo hubiera sido más simple colocando a un déspota en la cima, pero Huxley, magistralmente, nos presenta a un hombre comprensivo, que quiere para los demás la felicidad que sus rarezas no le permiten alcanzar.
Siguen hablando Mustafá Mond y John, del precio del progreso y la felicidad…de eliminar a Dios, los sentimientos, el arte, la belleza, de cómo para toda necesidad humana, espiritual o física, se puede crear una solución controlada por el estado, con la ventaja de la Estabilidad Social, sin inconvenientes…
- Es que a mí me gustan los inconvenientes.-John
- A nosotros, no - dijo el Interventor -. Preferimos hacer las cosas con comodidad.
- Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad, quiero pecado.
- En suma - dijo Mustafá Mond -, usted reclama el derecho a ser desgraciado.
- Muy bien, de acuerdo - dijo el Salvaje, en tono de reto -. Reclamo el derecho a ser desgraciado.
- Esto, sin hablar del derecho a envejecer, a volverse feo e impotente, el derecho a tener sífilis y cáncer, el derecho a pasar hambre, el derecho a ser piojoso, el derecho a vivir en el temor constante de lo que pueda ocurrir mañana; el derecho a pillar un tifus; el derecho a ser atormentado.
Siguió un largo silencio.
- Reclamo todos estos derechos - concluyó el Salvaje.
Mustafá Mond se encogió de hombros.
-Están a su disposición - dijo.
Bernard Marx y Helmholtz serían enviados a una isla. Con personas díscolas del sistema como ellos, sin organización estatal, con Libertad pero sin felicidad. En cuanto a John….el que quiera conocer qué ocurrió a John, que lea la novela.
El Interventor es directo, y John, más:
- De modo que nuestra civilización no le gusta mucho, Mr. Salvaje - dijo.
- No.
Hablando sobre la civilización, John utiliza unas palabras de Shakespeare, y descubre sorprendentemente que el Interventor lo conoce….ha leído esos libros prohibidos.
John tuvo la posibilidad de preguntar a Mustafá Mond, el hombre que hacía la ley, por qué estaban prohibidos. La respuesta es tan lógica como desoladora: están prohibidos porque son viejos y porque son bellos. Como son bellos, ejercen atracción, como ejercen atracción, la gente no presta tanta atención a lo nuevo…y mantener el interés por lo nuevo es vital, aunque sea prohibiendo lo viejo.
John se siente desolado:
- ¡Pero si las nuevas son horribles, estúpidas! ¡Esas películas en las que sólo salen helicópteros y el público siente cómo los actores se besan! - John hizo una mueca -. ¡Cabrones y monos!
Sólo en estas palabras de Otelo encontraba el vehículo adecuado para expresar su desprecio y su odio.
- En todo caso, animales inofensivos - murmuró el Interventor, a modo de paréntesis.
¿Y por qué no se hacen obras nuevas tan bellas como las antiguas? Es imposible. En un mundo tan estable, tan feliz, tan vacuo, la gente no entiende las tragedias, no comprende los sentimientos de las obras artísticas.
- Pero éste es el precio que debemos pagar por la estabilidad. Hay que elegir entre la felicidad y lo que la gente llamaba arte puro. Nosotros hemos sacrificado el arte puro.
Y por eso no había pirámides, no había 9ª Sinfonía, no había Miguel Ángel…
Después John expresó su repulsa por los trabajadores enanos, los Deltas y Epsilones, semi-humanos. Bajos, feos y estúpidos fabricados por el Estado. ¿por qué, si era posible, no se hacían todos super-inteligentes? Porque no es útil. Según cuenta el Interventor, una vez, en una isla, se intentó hacer una sociedad sólo con Alfas, los inteligentes. No se obedecían las órdenes, no se hacía el trabajo y los conflictos estallaron hasta provocar una sangrienta guerra.
- La población óptima - dijo Mustafá Mond - es la que se parece a los icebergs: ocho novenas partes por debajo de la línea de flotación, y una novena parte por encima.
- ¿Y son felices los que se encuentran por debajo de la línea de flotación? ¿A pesar de su horrible trabajo?
- ¿Horrible? A ellos no se lo parece. Al contrario, les gusta. Es ligero, sencillo, infantil. Siete horas y media de trabajo suave, que no agota, y después la ración de soma, los juegos, la copulación sin restricciones y el sensorama. ¿Qué más pueden pedir?
Y así es. Si el fin último es la felicidad, y no la Libertad, lo mejor es “retirar” la inteligencia a los hombres, hacerlos dóciles, conducirlos y, más que responder a sus preguntas, evitar que las hagan.
Esto no convierte al Interventor en un tirano, en absoluto. Sorprendentemente, reconoce que en tiempos pasados él mismo fue uno de los pocos críticos del sistema, que se interesó por el arte prohibido, por lo viejo, por la soledad. Recibió un ultimátum: o el destierro, o trabajar para los Interventores. Su “sacrificio” fue renunciar a un destierro y encauzar su vida hacia la felicidad de los demás, sabiendo que viviría en un mundo extraño para él.
Dice casi envidiar a Bernard y Helmholtz, y les anuncia su destierro. Bernard no lo ve así y sufre un ataque de pánico.
-Le enviarán a una isla. Es decir, le enviarán a un lugar donde conocerá al grupo de hombres y mujeres más interesantes que cabe encontrar en el mundo. Todos ellos personas que, por una razón u otra, han adquirido excesiva conciencia de su propia individualidad para poder vivir en comunidad. Todas las personas que no se conforman con la ortodoxia, que tienen ideas propias. En una palabra, personas que son alguien. Casi le envidio.
Todo hubiera sido más simple colocando a un déspota en la cima, pero Huxley, magistralmente, nos presenta a un hombre comprensivo, que quiere para los demás la felicidad que sus rarezas no le permiten alcanzar.
Siguen hablando Mustafá Mond y John, del precio del progreso y la felicidad…de eliminar a Dios, los sentimientos, el arte, la belleza, de cómo para toda necesidad humana, espiritual o física, se puede crear una solución controlada por el estado, con la ventaja de la Estabilidad Social, sin inconvenientes…
- Es que a mí me gustan los inconvenientes.-John
- A nosotros, no - dijo el Interventor -. Preferimos hacer las cosas con comodidad.
- Pues yo no quiero comodidad. Yo quiero a Dios, quiero poesía, quiero peligro real, quiero libertad, quiero bondad, quiero pecado.
- En suma - dijo Mustafá Mond -, usted reclama el derecho a ser desgraciado.
- Muy bien, de acuerdo - dijo el Salvaje, en tono de reto -. Reclamo el derecho a ser desgraciado.
- Esto, sin hablar del derecho a envejecer, a volverse feo e impotente, el derecho a tener sífilis y cáncer, el derecho a pasar hambre, el derecho a ser piojoso, el derecho a vivir en el temor constante de lo que pueda ocurrir mañana; el derecho a pillar un tifus; el derecho a ser atormentado.
Siguió un largo silencio.
- Reclamo todos estos derechos - concluyó el Salvaje.
Mustafá Mond se encogió de hombros.
-Están a su disposición - dijo.
Bernard Marx y Helmholtz serían enviados a una isla. Con personas díscolas del sistema como ellos, sin organización estatal, con Libertad pero sin felicidad. En cuanto a John….el que quiera conocer qué ocurrió a John, que lea la novela.
miércoles, mayo 03, 2006
Perdona...¿nos conocemos?
Quizá debí escribir este hilo al comienzo...bueno, nunca es tarde.
Si eres uno de mis dos o tres lectores habituales, o si simplemente pasabas por aquí, me encantaría que me dejaras un comentario, una crítica, una opinión amable o un insulto, da igual. Creo que sólo quiero comprobar si realmente tengo algo de público o es que el contador de visitas quiere darme ánimos.
Yo no me llamo José Ortega, aunque podría. Vivo en la milenaria ciudad de Córdoba, en España.
Soy estudiante universitario, y, pese a ello, no me emborracho hasta vomitar los fines de semana. No soy pijo, no soy un rapero.
Soy un amante de la buena música, de Beethoven y del Rock Británico.
Soy liberal porque no me gusta que entren en mi casa sin llamar y, sobre todo, porque siempre llamo antes de entrar.
¿Hay alguien ahí afuera?
Si eres uno de mis dos o tres lectores habituales, o si simplemente pasabas por aquí, me encantaría que me dejaras un comentario, una crítica, una opinión amable o un insulto, da igual. Creo que sólo quiero comprobar si realmente tengo algo de público o es que el contador de visitas quiere darme ánimos.
Yo no me llamo José Ortega, aunque podría. Vivo en la milenaria ciudad de Córdoba, en España.
Soy estudiante universitario, y, pese a ello, no me emborracho hasta vomitar los fines de semana. No soy pijo, no soy un rapero.
Soy un amante de la buena música, de Beethoven y del Rock Británico.
Soy liberal porque no me gusta que entren en mi casa sin llamar y, sobre todo, porque siempre llamo antes de entrar.
¿Hay alguien ahí afuera?
lunes, mayo 01, 2006
Un Mundo Feliz.6.Mr Salvaje.
Al llegar a la tierra de los edificios enormes y de las comodidades, John deja de ser John y se convierte en Mr Salvaje. Así lo conocen todos. Todos los ciudadanos de clase alta se interesan por conocer a un hombre que no ha sido condicionado, que por tanto no sabe nada de lo que está bien y lo que está mal. Bernard, como su “descubridor” pasa a ser alguien apreciado y pierde el miedo de ser desterrado por sus gustos raros.
John, Mr salvaje, que había llegado al Nuevo Mundo con mucho interés y buena actitud, va asqueándose poco a poco de lo que ve. Pierde definitivamente a su madre, que decide entregar lo que le queda de vida al soma y a unas largas vacaciones mentales. John ve como el sexo, un tema tabú en su aldea, lo practican hasta los niños, guiados por su condicionamiento de nunca dejar de hacer algo que les apetece. También le repugnan esos escritos y películas vacías de contenido, que no hablan de sentimientos ni de Historia, sólo de temas obscenos y sin mensaje.
Bernard presenta a John a su amigo Helmholtz. Helmholtz es un gran triunfador social, inteligente, de la clase de los alfas, por supuesto, atractivo y con mucho éxito entre las mujeres. Solía hablar con Bernard acerca de todo aquello que no se podía pronunciar en público. Incluso Helmholtz se había metido en algún problema por leer a sus alumnos (era un profesor de éxito) un poema sobre la soledad. Tiene buena relación con John desde el principio, sobre todo porque son capaces de hablar de temas no recogidos en la temática social preaprobada institucionalmente.
Tres acontecimientos marcan definitivamente la conciencia de John en contra de la “civilización”.
En primer lugar, John termina por odiar a Lenina, después de haber estado enamorado de ella. Después tan solo de la primera cita, Lenina le invita a su casa y comienza a desnudarse frente a él. John la mira incrédulo, le insiste en que pare, hasta que finalmente, sus valores tradicionales acaban pesando más que su amor. Todo lo que los habitantes de la Reseva decían de su madre, y por lo que él era marginado, ahora lo ve en Lenina, a la que quería. Acaba golpeándola y se marcha de allí sin deseos de volver a verla.
En una ocasión, John lee un extracto de Romeo y Julieta a Helmholtz. Este, sorprendido por como una muchacha se toma tan en serio un simple amorío, rie descontroladamente… parece imposible que un simple sentimiento, tan vano como el amor, provoque una tragedia. John comprueba como los civilizados, aunque tengan tan buena voluntad y sentimiento crítico como Helmholtz, sólo son esclavos de su condicionamiento.
Finalmente a John le sacude la tragedia cuando se entera de que su madre está muriendo y ha sido trasladada a un hospital de moribundos. John va a verla y asiste a un espectáculo dantesco. Del hospital se ha hecho una atracción de circo. Los servicios estatales llevan a los niños allí, les dan regalos y les premian especialmente si algún enfermo muere. Así les condicionan para que no teman a la muerte, no recurran a la religión y acaten su destino dócilmente. Cuando ve morir a su madre rodeada de niños comiendo helados y molestando a los enfermos, John sufre un ataque de ira. Poco después comienza a destruir raciones de soma, la droga que estaba siendo repartida a los trabajadores de una planta. Ni Bernard ni Helmhotz pueden frenarle y le acaban apoyando, se provoca una pelea multitudinaria. La policía interviene y detiene a los tres hombres. Sus actividades anti-sociales ya son públicamente conocidas y aquello no era aceptable.
Son conducidos por orden expresa al despacho del interventor Mustafá Mond. Desea conocerlos antes de decidir que hacer con ellos.
John, Mr salvaje, que había llegado al Nuevo Mundo con mucho interés y buena actitud, va asqueándose poco a poco de lo que ve. Pierde definitivamente a su madre, que decide entregar lo que le queda de vida al soma y a unas largas vacaciones mentales. John ve como el sexo, un tema tabú en su aldea, lo practican hasta los niños, guiados por su condicionamiento de nunca dejar de hacer algo que les apetece. También le repugnan esos escritos y películas vacías de contenido, que no hablan de sentimientos ni de Historia, sólo de temas obscenos y sin mensaje.
Bernard presenta a John a su amigo Helmholtz. Helmholtz es un gran triunfador social, inteligente, de la clase de los alfas, por supuesto, atractivo y con mucho éxito entre las mujeres. Solía hablar con Bernard acerca de todo aquello que no se podía pronunciar en público. Incluso Helmholtz se había metido en algún problema por leer a sus alumnos (era un profesor de éxito) un poema sobre la soledad. Tiene buena relación con John desde el principio, sobre todo porque son capaces de hablar de temas no recogidos en la temática social preaprobada institucionalmente.
Tres acontecimientos marcan definitivamente la conciencia de John en contra de la “civilización”.
En primer lugar, John termina por odiar a Lenina, después de haber estado enamorado de ella. Después tan solo de la primera cita, Lenina le invita a su casa y comienza a desnudarse frente a él. John la mira incrédulo, le insiste en que pare, hasta que finalmente, sus valores tradicionales acaban pesando más que su amor. Todo lo que los habitantes de la Reseva decían de su madre, y por lo que él era marginado, ahora lo ve en Lenina, a la que quería. Acaba golpeándola y se marcha de allí sin deseos de volver a verla.
En una ocasión, John lee un extracto de Romeo y Julieta a Helmholtz. Este, sorprendido por como una muchacha se toma tan en serio un simple amorío, rie descontroladamente… parece imposible que un simple sentimiento, tan vano como el amor, provoque una tragedia. John comprueba como los civilizados, aunque tengan tan buena voluntad y sentimiento crítico como Helmholtz, sólo son esclavos de su condicionamiento.
Finalmente a John le sacude la tragedia cuando se entera de que su madre está muriendo y ha sido trasladada a un hospital de moribundos. John va a verla y asiste a un espectáculo dantesco. Del hospital se ha hecho una atracción de circo. Los servicios estatales llevan a los niños allí, les dan regalos y les premian especialmente si algún enfermo muere. Así les condicionan para que no teman a la muerte, no recurran a la religión y acaten su destino dócilmente. Cuando ve morir a su madre rodeada de niños comiendo helados y molestando a los enfermos, John sufre un ataque de ira. Poco después comienza a destruir raciones de soma, la droga que estaba siendo repartida a los trabajadores de una planta. Ni Bernard ni Helmhotz pueden frenarle y le acaban apoyando, se provoca una pelea multitudinaria. La policía interviene y detiene a los tres hombres. Sus actividades anti-sociales ya son públicamente conocidas y aquello no era aceptable.
Son conducidos por orden expresa al despacho del interventor Mustafá Mond. Desea conocerlos antes de decidir que hacer con ellos.
Un Mundo Feliz.5.John.
La historia de John era la de un hombre, más bien un chico, fuera de lugar. Siempre lo estaría. Su madre, Linda, era una “civilizada” que había ido de visita a la Reserva y que se había perdido, sin que los helicópteros pudieran encontrarla. La mala fortuna hizo que, además, se encontrara embarazada. Y sin una clínica abortiva a la que acudir, tuvo que sufrir la peor humillación para una “civilizada”: tener un hijo.
Allí, encerrada en la Reserva, con un hijo al que por momentos odiaba por momentos quería, Linda cayó en una depresión continua…la falta de comodidades se antojaba en algo horrible, los malos olores, el no poder tomar su ración de soma para evadirse de la realidad, tener que conformarse con el mescal que dejaba una gran resaca… Además, Linda, con su educación de “todo el mundo pertenece a todo el mundo” no dudaba en acostarse con todos los hombres del poblado que podía, por lo que las mujeres la odiaban, marginaban y daban alguna que otra paliza.
John creció entre su madre, una mujer depresiva e ignorante de todo, y un grupo que le repudiaba por el color de su piel, por ser un extranjero y tener una madre indigna. John siempre quiso ser como el resto de niños. Cuando estos iban al campo, él los seguía. Alguna vez lo apedrearon por ello. Las actividades que el resto hacían en grupo, él las hacía solo.
Entre las enseñanzas de los ancianos, las piedras de los niños, y una madre que no podía responder a sus preguntas (la habían educado para saber hacer su trabajo, no para nada más), John acabó acatando la cultura “incivilizada”, acabó creyendo en Dios, deseando sacrificarse para que lloviera y el poblado pudiera sobrevivir, acabó odiando a los amantes de su madre, pues ellos eran la causa de que la llamaran “ramera”.
John, sin embargo, tuvo una suerte especial. Un habitante del poblado le llevó un libro, muy gordo y que nadie entendía. Las obras completas de William Shakespeare. Su madre le enseñó a leer y John quedó absorto con aquél libro, que hablaba de sentimientos, de Historia, de aspectos que no comprenderían ni sus vecinos, ni los miembros del Otro Lugar, de la civilización.
Cuando conoció a Bernard y Lenina, su vida cambió. Sus ganas de conocer el mundo, el deseo de su madre de volver a las comodidades, el hecho de que para Bernard sería un gran logro el haber encontrado a tan raro espécimen, y, también, el flechazo que se produjo entre John y Lenina nada más conocerse en el poblado, llevarían irremediablemente a la decisión de que John y su madre acompañaran a bernard y Lenina de vuelta a la civilización.
Allí, encerrada en la Reserva, con un hijo al que por momentos odiaba por momentos quería, Linda cayó en una depresión continua…la falta de comodidades se antojaba en algo horrible, los malos olores, el no poder tomar su ración de soma para evadirse de la realidad, tener que conformarse con el mescal que dejaba una gran resaca… Además, Linda, con su educación de “todo el mundo pertenece a todo el mundo” no dudaba en acostarse con todos los hombres del poblado que podía, por lo que las mujeres la odiaban, marginaban y daban alguna que otra paliza.
John creció entre su madre, una mujer depresiva e ignorante de todo, y un grupo que le repudiaba por el color de su piel, por ser un extranjero y tener una madre indigna. John siempre quiso ser como el resto de niños. Cuando estos iban al campo, él los seguía. Alguna vez lo apedrearon por ello. Las actividades que el resto hacían en grupo, él las hacía solo.
Entre las enseñanzas de los ancianos, las piedras de los niños, y una madre que no podía responder a sus preguntas (la habían educado para saber hacer su trabajo, no para nada más), John acabó acatando la cultura “incivilizada”, acabó creyendo en Dios, deseando sacrificarse para que lloviera y el poblado pudiera sobrevivir, acabó odiando a los amantes de su madre, pues ellos eran la causa de que la llamaran “ramera”.
John, sin embargo, tuvo una suerte especial. Un habitante del poblado le llevó un libro, muy gordo y que nadie entendía. Las obras completas de William Shakespeare. Su madre le enseñó a leer y John quedó absorto con aquél libro, que hablaba de sentimientos, de Historia, de aspectos que no comprenderían ni sus vecinos, ni los miembros del Otro Lugar, de la civilización.
Cuando conoció a Bernard y Lenina, su vida cambió. Sus ganas de conocer el mundo, el deseo de su madre de volver a las comodidades, el hecho de que para Bernard sería un gran logro el haber encontrado a tan raro espécimen, y, también, el flechazo que se produjo entre John y Lenina nada más conocerse en el poblado, llevarían irremediablemente a la decisión de que John y su madre acompañaran a bernard y Lenina de vuelta a la civilización.
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