lunes, diciembre 24, 2007

Día 41: Mi peor enemigo

Esta es de las importantes.

Como dice la canción de Los Secretos, yo siempre fui mi peor enemigo. Es así, una realidad. Nunca nadie se tomó la molestia de criticarme o insultarme tanto como yo mismo en los momentos en los que creí que me lo merecía. Y estoy convencido de que ningún enemigo mío piensa en mi ni me aborrece tanto como lo hago yo con ellos. De hecho, muchos enemigos míos puede que no me recuerden. Lo cual me molesta bastante.

Quizá por eso, de vez en cuando, soy muy duro conmigo, para compensar que a menudo nadie lo es. Tengo suerte de que las críticas e insultos, ajenos o propios, no suelen hundirme (excepto las que vienen de un amigo o alguien querido, esas, ya sabéis, son las peores), sino que reacciono resistiéndome como un jabato, incluso si la batalla está perdida.

"No vales para esto".

"¿Qué no? Ahora vas a ver".

Y así, por contrariar a otro o a mi parte crítica, soy capaz de progresar poco a poco más que por agradarme a mi mismo con los placeres de la vida. Nada me motiva tanto como el Eros, salvo el Thanatos. Eso habla muy mal de mi, ¿no? Digo yo que la gente emocionalmente estable no se pelea consigo misma antes de decidir si algo se hace o no. Que una persona normal no se llama gallina a sí mismo, y luego sale a la calle a hacer lo que debía no porque crea que deba hacerlo o porque quiera, sino porque le han llamado gallina.

Desde luego es mucho más sano afrontar la vida desde una perspectiva positiva de actuar como se quiere y debe actuar en lugar de por oposición. Pero, ey, siempre es mejor avanzar después de que te llamen gallina, que no avanzar.

martes, diciembre 11, 2007

Día 40: Iniciativa.

Pedirle el teléfono a una prima lejana a la que acabas de conocer y con la que no has hablado, sólo porque te gusta, eso es tener iniciativa.

O montarte un viaje de una semanita por Europa sólo porque te apetece.

Mi profesor de Dirección de Personal (llámese también "Recursos Humanos") ha ofrecido hoy una lista de métodos para incorporar trabajadores a una empres. Desde "Recomendación de un familiar o amigo" a "Anuncio en prensa" pasando por "Búsqueda en centros de estudios" para que valorásemos desde el punto de vista del empresario cual es el más adecuado.

El que he valorado mejor es "Iniciativa personal", a saber, el trabajador se pone en contacto con la empresa por iniciativa propia, entregando su currículo y solicitando el empleo en base a sus cualidades. Lo he valorado porque he supuesto un mínimo de interés y espíritu emprendedor a quién se toma las molestias de darse a conocer. después, el profesor nos ha preguntado a las 2 personas que habíamos valorado ese método más que ningún otro si habíamos hecho eso alguna vez, darnos a conocer a una empresa para solicitar empleo, prácticas o lo que fuera. hemos dicho que no.

- ¿Y como se explica que los 2 que más valoran ese método no lo usen?

- Así me aseguro de que no contrato a ninguno como yo.

Ha habido risas, pero no respuesta. estaba claro que tenía razón. Y luego me he preguntado qué parte de la vida, y del éxito personal y profesional correspondería a la iniciativa de cada uno ¿Mucho, un 80%? ¿El que se esfuerza lo suficiente puede llegar a cualquier parte? ¿O más bien un 5%, y vale más tener una cara bonita? Aún no he encontrado la respuesta, pensaré al respecto. Desde luego, el que no tenga ni una cara bonita, ni iniciativa, lo lleva jodido.